Batalla de Mucuritas (1817)
La
Batalla de Mucuritas constituye una de las acciones clave que
iniciaron la inclinación de la balanza militar a favor de los
patriotas en la larga guerra de independencia. El propio general
Páez, en su autobiografía, se lamenta de la poca valoración que
los historiadores habían hecho de una serie de batallas en las
cuales sus fuerzas militares triunfaron sobre las españolas, entre
1816 y 1817.
"No
cometo exageración en decir que si las tropas de Morillo hubiesen
batido a las fuerzas de Apure, habría sido un golpe mortal para la
causa patriota en Venezuela, pues el enemigo dueño de aquel
territorio se hubiera hecho de todos sus inmensos recursos, y
marchando contra Piar que se hallaba en Guayana, le hubiera destruido
infaliblemente, así como a los otros jefes que tenían partidas en
las provincias de Barcelona y Cumaná.
Era
por tanto indispensable no dejarle apoderar de los llanos de Apure,
pues si lo lograba, de allí hubiera podido sacar todos los recursos
a que no hubieran podido resistir las fuerzas patriotas que operaban
en los demás territorios. La suerte de la república se jugó en los
llanos del Apure en las acciones de la Mata de Miel, Yagual,
Mucuritas, y la campaña de 1819 contra Morillo; y doloroso es ver
que así no lo hayan entendido los que han escrito la historia de
nuestra independencia. Bien lo comprendió el general Morillo, pues
fue a las llanuras de Apure donde se dirigió por tres veces, cuando
creyó pacificada la Nueva Granada y vino a someter a Venezuela…
La
batalla de Mucuritas es una proeza militar por varias razones. En
primer término, por haber logrado el triunfo a pesar de tener una
tropa que apenas alcanzaba el 25 % de las tropas realistas. Mientras
Miguel de la Torre contaba con 3000 soldados de infantería y 1700 de
caballería, Páez sólo tenía una fuerza de caballería de 1100
lanceros. En segundo lugar, porque la iniciativa del combate la toman
los realistas y las fuerzas venezolanas logran reponerse y asumen la
ofensiva gracias al genio militar de Páez y la fortaleza portentosa
de la caballería llanera. Una tercera razón está en que los
venezolanos enfrentaban a un ejército profesional español (el mismo
que había desembarcado con Morillo en 1815), mientras las fuerzas
patriotas apenas podían considerarse un ejército, por su escasa
formación militar, su precario armamento y su reducido número. Y un
cuarto elemento es que Mucuritas significó la primera derrota del
ejército de Pablo Morillo, del cuerpo expedicionario enviado en 1815
desde España para supuestamente acabar con la rebelión patriota en
el continente suramericano.
Las
fuerzas patriotas, dirigidas por José Antonio Páez, estaban
formadas en tres líneas de combate. La primera dirigida por los
"esforzados comandantes" Ramón Nonato Pérez y Antonio
Rangel. La segunda por los "intrépidos comandantes" Rafael
Rosales y Doroteo Hurtado. La tercera línea, de reserva, estaba
dirigida por el "bravo comandante" Cruz Carrillo.
Después de la batalla, Cruz Carrillo será ascendido al grado de
Teniente Coronel.
La
estrategia del general La Torre fue atacar de frente con la
infantería, llevando su caballería en ambos flancos (según el
relato que efectúa Páez en su autobiografía, página 125). Páez
contraatacó con sus primera línea de lanceros que se dividieron "a
derecha e izquierda" para atacar a la caballería realista, para
luego fingir retirada y propiciar que los españoles los
persiguieran, para volver caras cuando la segunda línea de
caballería patriota atacase a los realistas por la espalda. Con esta
estrategia, las dos líneas de la caballería patriota destrozaron a
la caballería realista, que de 1700 soldados se redujo a unos 200.
De
inmediato, un grupo de 50 soldados venezolanos, previamente
preparados por Páez con combustible, procedieron a prender fuego a
la sabana por tres de los cuatro costados de la infantería española
(por el frente, la retaguardia y el flanco derecho). No pudieron
prender el flanco izquierdo porque recientemente se había quemado
esa parte de la sabana y porque se encontraba allí una cañada con
agua que contribuyó a proteger a los soldados españoles.
Es
en ese momento, con la infantería enemiga rodeada por el fuego de la
sabana, cuando los lanceros venezolanos acometen las famosas catorce
cargas consecutivas de caballería. Los gloriosos llaneros "saltaban
sobre las llamas" y acometían al ejército español, que se
retiró aprovechando la mencionada cañada hasta el Paso de El Frío,
en el cual se refugiaron en un bosque sobre la margen derecha del
río, espacio donde no era posible penetrar la caballería patriota.
Según
relata Páez, los españoles sufrieron numerosas bajas, pérdida de
fusiles y de pertrechos. Los patriotas sufrieron la pérdida del
"valiente comandante" Segarra y de pocos oficiales y
soldados. El general Morillo, que se hallaba en San Vicente, al
enterarse de la derrota de La Torre, vino esa misma noche al Paso del
Frío a incorporarse a su ejército. Páez relata que los españoles
tomaron en dirección a Achaguas, rehuyendo permanentemente el
combate. Las fuerzas realistas se desplazaban por los bosques de
galería que abundan en las sabanas llaneras, y los patriotas
marchaban por la sabana "en línea paralela a ellos".
De
esa forma, rehuyendo el combate, llegaron las fuerzas de Morillo
hasta San Fernando. Se deduce que Páez no tenía suficientes hombres
ni armamento como para atacar al enemigo en las poblaciones, y
buscaba enfrentarlo en la sabana abierta. Los españoles, luego de la
enorme demostración militar de los venezolanos en Mucuritas, optaron
por no presentar más batalla y salir de esa zona altamente peligrosa
para ellos. Morillo envió a La Torre hacia Guayana para operar
contra Manuel Piar, y el propio Morillo se dirigió hacia Barcelona y
Margarita, dejando una guarnición en San Fernando.
La
Batalla de Mucuritas se unió a otros importantes triunfos militares
que logró Páez entre finales de 1815 y comienzos de 1817, como lo
fueron las acciones de Chire, Mata de Miel, El Yagual y Mucuritas.
Estas acciones le impidieron al enemigo español consolidar su
dominio sobre los llanos de Apure-Barinas y de Casanare en la actual
Colombia. Al mismo tiempo, la acción militar de Páez en estos años
le permitió constituir el grueso de lo que progresivamente se fue
integrando como el glorioso ejército bolivariano que terminó
aniquilando el dominio español en toda Suramérica.
El
mismo Páez se adjudica la estrategia de atraer al ejército patriota
a los miles de llaneros venezolanos que hasta ese momento habían
combatido bajo las banderas españolas. En su autobiografía, Páez
relata que luego de la Batalla de Mata de Miel, en febrero de 1816,
su estrategia de perdón hacia los prisioneros realistas favoreció
que ellos se fueran incorporando posteriormente a las fuerzas
patriotas.
Esto es lo que dice Páez al respecto:
"A
consecuencia del buen tratamiento que di a los prisioneros,
dejándoles la libertad necesaria para desertarse, si querían, y
regresar a sus casas, los que no mandé a la Nueva Granada, tuve la
satisfacción de que antes de un mes volvieran a mis filas muchos de
ellos, pues casi todos eran venezolanos, y en aquella época no cabía
término medio entre ser amigo o enemigo. La noticia de mi
generosidad para con los prisioneros y el auge que da la victoria se
difundieron por todos los pueblos de Barinas y de Apure, y sus
habitantes, que antes nos tenían en mala opinión a los patriotas
por la conducta cruel de algunos de sus jefes, se persuadieron de la
justicia de nuestra causa, y halagados por la lenidad de nuestra
conducta con los vencidos, principiaron, aunque lentamente, a
reunirse a mis filas para llegar a ser mas tarde el sostén de la
independencia de Colombia".
Las
catorce cargas de caballería de los valerosos llaneros venezolanos
en Mucuritas han pasado a la posteridad no sólo por la mención que
realiza Morillo en carta al rey de España, sino por el posterior
triunfo de las lanzas patriotas en otra serie de confrontaciones como
Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín, Bomboná y Ayacucho.
El
imperialismo que había ocupado y saqueado las tierras americanas
durante más de tres siglos, se encontró al fin con la fuerza
militar patriota que los derrotara, saldando cuentas por los millones
de indígenas y africanos asesinados o esclavizados en un proceso
prolongado de genocidio y etnocidio realizado en el nombre del dios
cristiano y cuyos fines de saqueo permitieron la construcción del
mundo tal como hoy lo conocemos. Una Europa que se desarrolló como
centro capitalista, y una América Latina que aún permanece sometida
por los lazos de subordinación y dependencia que lamentablemente no
fueron destruidos completamente por la acción de ese ejército
invencible que bajo el mando de Páez, Sucre y Bolívar hizo morder
el polvo de la derrota a los imperialistas españoles.
FACILITADORA: VILMARY LEON
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